Lollapalooza Chile - Day 2: Clásicos para atesorar una vida entera

Homero Ramírez | Domingo 23 de marzo de 2025
Fotografías: @lukascruzat
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Luego de un debut de impacto con Olivia Rodrigo a la cabeza, se llevó a cabo el segundo día de Lollapalooza Chile con el regreso de Alanis Morissette al país tras 25 años de ausencia y el estreno de Justin Timberlake como las noticias más destacadas de un día con elementos que lo vuelven legendario.
Temprano hubo para todos los gustos. En los escenarios principales, por ejemplo, el exitoso Kidd Voodoo presentó su propuesta de pop rock junto a Resonancia Etérea mientras que Lasso emocionó cientos de corazones venezolanos con sus baladas románticas y Aron, allá donde el rigor de Perry’s se reserva para los que fueron al Lolla a caminar, prendió con sonidos urbanos más una banda esforzada que lo ha acompañado bajo un sol que no perdonó a nadie. Al también actor lo acompañó Polimá WestCoast en “Cu4tro” y terminó recopilando una audiencia bastante decente.

Nathy Peluso puso la cuota extravagante del día al apostar por la bachata, la salsa y el soul y no casarse con ningún estilo más que el de recorrerlos todos. La cantante argentina decidió homenajear a algunos de sus referentes y reversionó “Ateo” de C. Tangana y “Vivir así es morir de amor” de Camilo Sesto hacia su imaginario, pero “Mafiosa” y su BZRP Session fueron lo más celebrado de una presentación muy redonda, sexy, de altura y llena de “GRASA”.

Para los Babasónicos esto fue una oportunidad más de los liderados por Adrián Darggelos para conquistar a un público que los ama y que los acompaña en cada visita. Fue un resumen de lo vivido en 2024 en Movistar Arena, con 17 cortos en 60 minutos para no darle respiro a los que amagaban a cambiar de escenario teniendo al frente a unos colosos del rock alternativo que pasaron las tres décadas de éxito y que en “Irresponsables”, “Putita” o “Yegua” encontraron entendimiento total.

Si bien Parcels no debutaba en Chile, ni tampoco en el Lolla, fue su primer encuentro cara a cara con un stage principal, por lo que la expectativa era importante pero la banda no era la más conocida por los presentes, que se llevaron feroz sorpresa ante la espectacularidad de su propuesta, las secuencias instrumentales sicodélicas y punzantes de los australianos y peaks como “Tieduprightnow” y “Iknowhowifeel”, de coro sencillo y fieles a la música selecta que han sabido implantar para luego promocionar por el mundo.

El primer nombre grande del día eran los Foster the People, que no pasaban por Chile desde aquel festivalazo con Noel Gallagher en 2018. La espera fue larga pero el tiempo no pasó en vano: esta ocasión fue más de sonidos experimentales, los sampleos de Isom Innis le dieron lucidez a los versos de un Mark Foster que entregó todo en el escenario en un show focalizado en “Torches”, su primer y mejor álbum por paliza, del cual se desprendió la mitad del concierto, con puntos inolvidables como “Helena Beat”, “Miss You” y la muy radial “Pumped Up Kicks”. De todas maneras, el grueso del público parecía estar medio perdido y solo enganchó en serio con el coro del tema final, hito que quedó en evidencia cuando Foster pedía que cantaran y ni en “Houdini” lo lograron acompañar bien.

Nuevamente apelando a las mayorías, Alanis Morissette era una novedad intergeneracional pues databa de 1999 su anterior paso por Santiago y la chance de cantar “Hand in My Pocket”, “You Learn”, “Rest”, “Uninvited” y “Thank U” era una que no se podía desaprovechar. La legendaria canadiense tiró encima su tono mezzo-soprano para capturar la atención del parque en su totalidad y darle un salto de calidad brutal al sonido de la presente edición.
Alanis no solo está totalmente vigente per sé, sino que también su banda, atronadora y rockera, ha tenido encima los ojos de familias completas en las que seguramente las cabezas de esos núcleos eran fanáticas y traspasaron ese gusto a sus descendencias. Con un capítulo acústico, interrupciones imperceptibles y música de la buena de sobra, un número tan random para los chicos como icónico para los viejos dejó en claro que Chile sabe apreciar lo que es superior.
Justin Timberlake fue el maestro de cierre de una ceremonia de esfuerzo físico y emociones acumuladas. El astro del pop apostó por reinventar sus hits y con una numerosa banda de Tennessee ofreció el repaso de una carrera y saltó del micrófono de performance para bailar mejor a descansar en su arsenal de coristas de primera mientras se da gustitos como apostar por nuevos pasos en la pista, agarrar la guitarra y darle al piano.

JT es extraordinario en escena, donde demuestra una presencia que ya quisieran símiles todavía más jóvenes. Los derritió a todos, “Suit & Tie” fue más fancy que de costumbre, “Mirrors” un grito al cielo de casi siete minutos, “SexyBack” un espectáculo aparte y tanto “Rock Your Body” como “CAN’T STOP THE FEELING!” celebraciones a la vida. Eso sí, la cancha comenzó a vaciarse tras esta última en otra de las afecciones de esa porción del público Lolla que está ahí para ‘grabar el hit y continuar’.

Andrew Hypes hizo un DJ set cerca del final pero este fue brillantemente acompañado por los vientos de la banda y los coros de un Justin que entendía lo que estaba provocando, pero que no lo terminaba de dimensionar, por lo que se deshizo en agradecimientos cuando llegó hasta las lágrimas. No solo los clásicos los vamos a atesorar una vida entera, sino que también la sensibilidad de artistas que se quiebran cuando triunfa el amor.